Día Mundial contra el Trabajo Infantil
Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. En Uruguay, cerca de 60.000 niños, niñas y adolescentes realizan tareas informales e ilegales.

Si bien la primera norma internacional para reglamentar el trabajo infantil se remonta a la creación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1919, la fecha se conmemora desde el 2002, cuando la OIT decidió instaurarla con el objetivo de visibilizar este fenómeno y procurar erradicarlo mediante diversas medidas, entre ellas la promoción de la educación universal de niños y niñas. El 2021 será declarado por la ONU como Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil.
El trabajo infantil pone en riesgo a los niños y las niñas y viola los derechos internacionales y las legislaciones nacionales. Los/as priva de una infancia plena, perjudica su rendimiento escolar y deteriora su salud y desarrollo físico y mental. Además, los/as imposibilita a crecer en entornos seguros y protectores.
En Uruguay, se considera trabajo infantil a cualquier actividad (remunerada o no) que realice una persona menor a los 15 años de edad para contribuir a la economía familiar o procurar su propio sustento económico. Los y las adolescentes mayores a 15 años (y menores de 18) que deseen trabajar deben solicitar en INAU el Carné Laboral del Adolescente.
El Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) afirma que en nuestro país cerca de 60 000 niños, niñas y adolescentes realizan tareas informales e ilegales (90 000 si se suma el trabajo doméstico). En 2019 se recibieron 15 denuncias por trabajo infantil y 20 por trabajo adolescente en condiciones de irregularidad.
Este año, en el contexto de emergencia sanitaria por la propagación del COVID-19 y dado el impacto económico y social que esta pandemia ha provocado a nivel mundial, la OIT insta a los Estados a centrarse en las necesidades de los sectores más vulnerados.
En tiempos de crisis, la desigualdad, la exclusión y las violaciones a los derechos humanos tienden a profundizarse, y los niños y las niñas suelen ser los primeros en sufrir las consecuencias. La interrupción de la educación y la pérdida de puestos de trabajo pueden propiciar el aumento del trabajo infantil, como forma de contribuir a los ingresos de los hogares que se ven más afectados.
Una de las formas más invisibilizadas del trabajo infantil es el trabajo doméstico (con o sin remuneración, en hogares de terceros o empleadores/as). Este fenómeno, que afecta principalmente a niñas y adolescentes mujeres por la alta feminización de las tareas del hogar, es naturalizado en muchos países. El trabajo infantil en el sector agrícola también representa uno de los principales problemas a abordar, ya que según la OIT los avances alcanzados para su erradicación han sido lentos por las características propias del sector (entre ellas las “tradiciones que fomentan la participación de los niños y las niñas en las actividades agrícolas desde una temprana edad”).
Los Estados deben adoptar medidas protectoras y apoyar a los/as trabajadores/as y sus familias mediante prestaciones y seguros de salud, amparar a las pequeñas y medianas empresas como forma de proteger las fuentes laborales, garantizar una educación pública de calidad y fortalecer los sistemas de protección de niños, niñas y adolescentes.
La lucha contra el trabajo infantil y la garantía de los derechos de niños, niñas y adolescentes exige el compromiso de los Estados, de los/as empleadores/as, de los/as trabajadores/as y de la sociedad toda.
Foto: Julia Larson | Pexels.com
Para realizar denuncias de trabajo o maltrato infantil, podés contactarte con la Línea Azul de Inau o llamando al 0800 5050