Día contra el Maltrato Infantil y Adolescente
Este 25 de abril se conmemora el Día contra el Maltrato Infantil y Adolescente, un fenómeno que atraviesa a todas las franjas sociales, culturales y económicas y que nos compromete como sociedad.

Prevenir la violencia hacia niños, niñas y adolescentes no solo es posible, sino que es necesario y urgente. En este sentido, resulta fundamental tomar una postura proactiva al respecto. Vivimos en una cultura patriarcal y adultocéntrica que naturaliza la violencia. Como parte de ella, todos y todas estamos expuestos/as a tener prácticas que perjudiquen el bienestar de los niños, las niñas y los/as adolescentes, por acción u omisión.
Por eso, es primordial tomar consciencia de que todos y todas podemos ser agentes protectores. Esto implica principalmente incorporar el concepto de crianza en red en su profundidad. Nadie puede criar solo/a. Todas las personas que tengan niños, niñas y adolescentes a cargo deben poder contar con otras a las que puedan acudir como apoyo, como escucha, como contención. Hablar con personas de confianza, recurrir a los centros de referencia, asesorarse, compartir preocupaciones e interrogantes que plantea la crianza es una necesidad.
Además, es imprescindible para quienes cuidan contar con espacios personales y delegar el cuidado. Esto va a repercutir en la calidad del tiempo que se comparta con los niños, las niñas y los/as adolescentes y va a mostrarles que hay otros/as adultos/as que pueden cuidarlos/as y ser protectores/as. La crianza y el cuidado son una responsabilidad, pero también deben ser un disfrute.
También es fundamental revisar nuestras propias historias de vida y repensar las prácticas con las que fuimos criados/as y que tenemos interiorizadas. Ser capaces de distinguir aquellas que fueron violentas y expresarlas es indispensable para desactivarlas, así como reconocer y regular nuestras emociones, con el doble propósito de crear entornos más seguros y transmitir esta inteligencia emocional a los niños, las niñas y los/as adolescentes.
Por último, es importante conocer lo esperado para cada etapa del desarrollo y acompañarlos/as desde la afectividad, comprendiendo y atendiendo a su singularidad.
Todos y todas podemos contribuir a la construcción de una cultura más protectora que priorice los derechos de los niños, las niñas y los/as adolescentes.
El maltrato es prevenible. Cuidemos en red.