07 de Octubre del 2022

Día Internacional de la Niña

Este martes 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, que tiene como objetivo reconocer los desafíos específicos a los que se enfrentan niñas y adolescentes.

Foto_Día de la Niña

La fecha fue fijada en 2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el propósito de visibilizar que las desigualdades y los estereotipos de género afectan cotidianamente las trayectorias de vida de las niñas y las adolescentes en todo el mundo.

En el acceso a la educación, por ejemplo, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing señala que “el porcentaje de niñas en la enseñanza secundaria sigue siendo significativamente bajo en muchos países. No suele alentarse a las niñas a seguir estudios científicos o tecnológicos ni se les da oportunidad de hacerlo, con lo que se las priva de los conocimientos que necesitan para su vida cotidiana y para hallar oportunidades de empleo”.

También se refuerza la feminización de las labores domésticas y de cuidado en sus hogares desde edades muy tempranas, interviniendo en sus procesos educativos y, en consecuencia, impactando sobre sus posibilidades de desarrollo en la adultez.

Las niñas y adolescentes en situación de discapacidad deben enfrentar otras barreras, fruto de una sociedad capacitista que sigue sin brindar respuestas adecuadas, accesibles e inclusivas.

Además de la desigualdad de oportunidades, las niñas y las adolescentes se encuentran más expuestas a tipos de violencia como el abuso sexual, la explotación sexual comercial, el matrimonio forzado, la maternidad infantil, la mutilación genital y el criadazgo (forma de esclavitud que implica la dedicación a tareas domésticas en casa de terceros).

Esto no solo constituye una amenaza para el desarrollo adecuado de las niñas y las adolescentes (que ven afectada su salud, su trayectoria educativa, sus vínculos sociales, su sexualidad), sino que puede poner en riesgo su vida.

“Deben eliminarse en consecuencia todos los obstáculos a fin de permitir que las niñas, sin excepción, desarrollen su pleno potencial y todas sus capacidades mediante la igualdad de acceso a la educación y a la formación, a la nutrición, a los servicios de salud física y mental y a la información conexa”, agrega la Declaración.

En el Informe mundial sobre la violencia contra los niños y niñas, elaborado por Paulo Sérgio Pinheiro en 2006, se señala que “las niñas sufren considerablemente más violencia sexual que los niños y su mayor vulnerabilidad a la violencia en muchos entornos es en gran parte producto de la influencia de relaciones de poder basadas en el género, profundamente arraigadas en la sociedad”.

Los últimos informes generados por el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV) confirman esta tendencia. Mientras que en las categorías de negligencia, maltrato físico y maltrato emocional no se registran diferencias sustanciales en cuanto a género, el 87 % de las situaciones de explotación sexual comercial y el 76 % de las situaciones de abuso sexual abordadas fueron vividas por niñas y adolescentes mujeres, según el último informe de 2021.

Desde Aldeas Infantiles SOS Uruguay resaltamos la importancia de abordar las situaciones de violencia hacia niños, niñas y adolescentes con perspectiva de género e impulsar y acompañar cambios culturales que nos permitan vivir en una sociedad más equitativa e igualitaria.

Por eso nos comprometemos a seguir profundizando nuestras líneas de trabajo para que las niñas y las adolescentes puedan crecer y desarrollarse libremente, fomentando pautas de crianza y cuidado libres de estereotipos de género y respetando la diversidad desde los primeros años de vida.

El ejercicio pleno de los derechos de niñas y adolescentes debe trascender el enfoque exitista que las coloca como “las líderes del futuro”. Las niñas y las adolescentes deben tener las mismas posibilidades porque es su derecho, más allá de las elecciones personales que tomen en el transcurso de su vida, y esto debe garantizarse en el presente. Tienen derecho a vivir una vida libre de violencia, a tener acceso a la educación y a servicios de salud, a vivir una sexualidad acorde a su edad y a desarrollarse en ambientes protectores y seguros, sean o no destacadas científicas, deportistas de alto rango, dirigentes políticas o célebres artistas del mañana. Reducir el pleno ejercicio de los derechos a proyecciones adultas perpetúa un enfoque adultocéntrico que no termina de contemplar la urgencia actual.

 

Foto: Katerina Illievska