Grupo de Participación Infantil y Adolescente: los niños, las niñas y los/as adolescentes como protagonistas
Son las 10 de la mañana. Alrededor de una mesa en una casa en la comunidad de Las Piedras, más de una decena de adolescentes y tres educadores referentes empiezan la primera reunión del año, con chocolatada y torta casera, recordando las últimas actividades del 2022: un toque y un campeonato de ping pong que se realizó en el marco del Mes de los Derechos en noviembre. Ambas actividades fueron pensadas, organizadas y llevadas adelante por los/as propios/as adolescentes.
Después, alguien se ofrece para llevar el acta y comienza una lluvia de ideas sobre posibles actividades para este año: una correcaminata, una jornada de deportes, un campamento, una matineé. También se habla sobre la posibilidad de presentar un proyecto en el FINNA (Fondos para Iniciativas de Niñas, Niños y Adolescentes de Inau) y los lugares para la próxima reunión del mes siguiente
El Grupo de Participación Infantil y Adolescente (GPIA) surge en 2020 como una estrategia para trabajar derechos con los niños, las niñas y los/as adolescentes que participan de la modalidad de Cuidado Residencial (cuidado 24 horas) del Programa Canelones.
Hay representantes por casa, pero el grupo es abierto. “Si bien participan algunos como referentes, también hacen que sus compañeros de casa se sumen a las propuestas y participen, que en realidad es lo que queremos lograr. Lo que más se trabaja es el derecho a la participación y que puedan no solamente tender redes hacia afuera, hacia la comunidad, sino que incentiven a sus propios pares a que lo hagan también”, expresa Romina Curbelo, educadora del Programa Canelones. “No fue algo que el mundo adulto tuviera que de alguna manera imponer, sino que ellos tienen sus propios intereses, sus demandas. Nuestro lugar es acompañar, tratar de ayudarlos a que se organicen y bajar un poco a tierra sus ideas. Este espacio en el que los chiquilines realizan las actividades tiene que ver con asumir responsabilidades, circular y contactarse con otras personas”, agrega Camilo Mancilla, también educador del Programa.
“Participar ayuda a tender redes y ver que hay otro mundo afuera, que ellos pueden ser actores...”
Este año, el GPIA se organizará en dos polos: uno en Pando y otro en Las Piedras*. Cada polo tendrá sus reuniones y después se realizarán intercambios entre los dos grupos. Cuando los/as educadores/as plantean esta organización a los/as participantes, uno de los adolescentes sugiere que en cada reunión haya un representante del polo de la otra ciudad. “A nosotros no se nos había ocurrido, pero es una buena idea y claramente la vamos a implementar. Todo el tiempo está pasando eso: los adultos vamos con una idea y ellos tiran otras”, comenta Mancilla.
El GPIA realiza una reunión por mes. Se tratan de planificar acciones a corto plazo, más allá de que se trabajen en paralelo actividades y proyectos más grandes, con el objetivo de mantener el interés y la motivación.
Uno de los aprendizajes más grandes que destaca el equipo de educadores/as es la autonomía de los/as participantes. “Si bien era la idea del grupo, pensamos que iba a costar más que ellos lograran tomar su lugar y se apropiaran del espacio, que se pudieran entender y también dividir las tareas”, señala Curbelo.
Acerca de la importancia de estos espacios de participación y circulación social en los que se promueve la autonomía, los/as educadores/as afirman que son propuestas que tratan de romper con una mirada adultocéntrica, que suele limitar las posibilidades y las potencialidades de cada niño, niña y adolescente. “Participar ayuda a tender redes y ver que hay otro mundo afuera, que ellos pueden ser actores. Eso les da una autonomía para para su propia vida. Es mucho aprendizaje para los chiquilines y creo que son herramientas que tienen que tener para poder salir adelante. Es abrir un poco el horizonte y ver que hay otras cosas más allá de la ciudad donde vivo”, afirma Curbelo.
*. El Programa Canelones cuenta con 8 casas en la modalidad de Cuidado Residencial distribuidas en Pando y Las Piedras.
Foto: Aldeas Infantiles SOS Uruguay