Día Internacional de la Mujer
El sábado 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha para reflexionar y accionar en torno a las desigualdades de género y defender los derechos adquiridos.

La desigualdad de género es el resultado de relaciones asimétricas de poder que se expresa de las formas más brutales en el femicidio, el abuso, la explotación, el embarazo infantil y la violencia vicaria, pero también se hace visible en todos los aspectos de la vida cotidiana. La feminización de las tareas de cuidado, los estereotipos de género, el acoso callejero, la desigualdad laboral y salarial son algunas de sus múltiples manifestaciones.
Abogar por la igualdad de género no es una consigna vacía: es defender el derecho a vivir en sociedades más justas, es proteger a nuestras infancias y adolescencias de la violencia, es luchar por la esencialidad de relaciones interpersonales saludables y positivas, es amparar los avances de las políticas públicas que intentan garantizar una convivencia más igualitaria y pacífica y evitar embates regresivos que pretenden perpetuar una cultura patriarcal y violenta.
Una vez más creemos necesario resaltar que las niñas, las adolescentes y las mujeres adultas están sensiblemente más expuestas a situaciones de violencia sexual. En este sentido, es esencial profundizar en la educación sexual integral de los niños, las niñas y los/as adolescentes, para que puedan contar con información veraz y acorde a su edad que les permita construir vínculos basados en el respeto, el consentimiento y el cuidado del otro/a. Pero también es fundamental refutar la concepción arraigada de las “malas víctimas”. Ninguna acción violenta puede justificarse poniendo el foco en quien sufre una agresión ni utilizar el silencio o la falta de resistencia (mecanismos de defensa frecuentes frente a la violencia basada en género) para amparar a personas agresoras.
Desde Aldeas Infantiles, creemos que es fundamental profundizar la mirada sobre las infancias y las adolescencias cuando reflexionamos en torno a las desigualdades de género. El mundo adulto es responsable de desnaturalizar prácticas que refuerzan estereotipos y que reproducen conductas violentas. Nuestras infancias y adolescencias merecen crecer y desarrollarse en una sociedad en la que la igualdad no sea un horizonte a alcanzar, sino un derecho fundamental que se expresa en todos los ámbitos de la vida.